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En un reciente viaje a acampar en la región de Big Sur de California, me sentí abrumado por cuántos otros campistas estaban ahí en el medio de la naturaleza. A lo largo de la orilla del río, por lo menos dos docenas de tiendas fueron instaladas, algunas en las laderas de la montaña, y otras en zonas de inundación. Todos estaban allí con un pensamiento en mente – para divertirse. Aún en este estado, nadie se detuvo a considerar las consecuencias de sus acciones: 

  • ¿Qué pasa si una tienda se configura un en un área no designada?
  • ¿Puede el ecosistema local mantener tantos campistas?
  • ¿Qué pasa con la basura creada por tantas personas a la misma vez?
  • ¿Qué sucede a la flora y fauna después que todos regresan a sus hogares?

Se me ocurrió, que esto es lo que ocurre en áreas donde la industria petrolera trabaja. El estudio de la economía nos enseña que las empresas comparten un objetivo principal – la búsqueda de ganancias. La industria petrolera no es diferente, y ha sido implacable en su búsqueda de beneficios monetarios. Las consecuencias se consideran raramente, el disenso es aplastado, y la oposición es acallada por cualquier medio necesario. 

En los Estados Unidos, hemos sido testigos de este modelo económico, mientras que la industria petrolera se mueve para explotar regiones de exquisito a través del fracturamiento hidráulico. Mientras que las ganancias crecieron, y sus bolsillos se repletan de dinero, las comunidades cercanas a sitios de explotación petrolera y gas sufrieron. El agua se contaminó, el aire se contaminó, la tierra empezó a temblar, los valores de propiedad disminuyeron, y la población se enfermó. En la prisa de maximizar las ganancias, la industria pasó por alto los impactos negativos que surgieron de sus actividades. Desafortunadamente, esos impactos también fueron pasados por alto, o ignorados, por las agencias gubernamentales encargadas de proteger la salud pública y el medio ambiente. 

De Pennsylvania, a Texas, a California, a Dakota del Norte, el fracturamiento hidráulico ha traído consigo una revolución en los Estados Unidos, convirtiendo el país en uno de los mayores productores de energía en el mundo por primera vez en décadas. La explotación de exquisito a través del fracturamiento hidráulico ha sido acreditado con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, por crear empleos, y por traer a nuestro país cerca a la independencia energética. Leyes y reglamentos a menudo trataron de ajustarse a la industria, y fueron influenciadas por las empresas petroleras para asegurarse que la explotación no fuera obstaculizada.  

Sin embargo, la industria no puede parar los avances científicos que exponen la verdad. Estudios académicos y científicos están exponiendo las verdaderas consecuencias del fracturamiento hidráulico, incluyendo la exposición de contaminantes del aire a las comunidades en California, Texas, Colorado, y Pennsylvania, la mala gestión de residuos, mayores riesgos de contaminación del agua debido a fallas del cemento de pozos, incrementó los riesgos para el cambio climático, y terremotos causados por fracturamiento hidráulico y la eliminación de desechos por manera subterránea.  

Las comunidades se han congregado juntas para proteger su salud, sus vidas, y el medio ambiente. A menudo se enfrentan a la resistencia de la industria a través de demandas, intimidación, y temor. Estados, condados, y ciudades que han prohibido o han restringido el fracking, han enfrentado desafíos legales que a menudo dejan los gobiernos locales con no elección pero para consentir a la industria petrolera. Algunos gobiernos han tratado de trabajar con la industria para idear soluciones sensatas, solo para ser ignorados, dejando la decisión en la manos de del publico por elecciones. Lamentablemente, la industria tiene aliados en lugares poderosos, y los funcionarios electos a menudo intervienen para defender a los intereses de la industria, cuando al mismo tiempo ignorando las voces de los ciudadanos.

Aunque la explotación de exquisito se expande en Estados Unidos, la industria petrolera ha puesto su mirada en otras partes del mundo. En América Latina, explotación de exquisito está siendo planeada en México, Brasil, Colombia, y Argentina. En Argentina, se ha estimado que el país tiene una de las mayores reservas de esquisto en el mundo. Con esto en mente, gigantes como Chevron y otros líderes de la industria, han puesto sus miras en Argentina, colaborando con la compañía nacional, YPF, para comenzar a explorar la posibilidad de fracturamiento hidráulico en varias regiones del país, incluyendo Neuquén, Vaca Muerta y Entre Ríos. Sin embargo, muchos negocios se hacen en secreto, sin la revelación pública, mientras que el gobierno nacional promociona los beneficios positivos de fracturamiento hidráulico y la “independencia energética” que podría traer.

Sin embargo, las comunidades en Argentina no se han quedado quietas, y luchan para protegerse, su salud, y sus comunidades. Un grupo de activistas argentinos se reunió con el Papa Francisco. Son activos en sus comunidades y en el nivel nacional, pero se enfrentan con oposición de la industria, oficiales electos, y la población en general. La industria ha reclutado a la ayuda del equipo nacional del fútbol argentino, y ha comenzado a difundir desinformación sobre los aspectos positivos de fracturamiento hidráulico, y de lo que podría significar a la Argentina.

Sin miedo, los grupos locales que saben la verdad del fracking han pedido a las organizaciones en los Estados Unidos que compartan sus experiencias. En mayo de 2015, Earthworks, El Instituto Ecológico, y la Alianza FracTracker se asociarán con Argentina Sin Fracking para viajar a Argentina para compartir lo que hemos aprendido, y decir nuestra verdad sobre el fracturamiento hidráulico. Trabajando con nuestros socios en Argentina, tendremos la oportunidad de ver directamente lo que está pasando allí, y esperamos que puedan evitar algunos de los problemas que han plagado las comunidades cerca de fracturamiento hidráulico en los Estados Unidos.  

Como el país más poderoso del mundo, es extremadamente decepcionante y vergonzoso, que nosotros no hemos sido capaces de proteger nuestras comunidades y nuestro medio ambiente. En primer lugar, hemos puesto a los intereses de la industria petrolera mientras que descuidamos nuestros recursos naturales y humanos. Nosotros estamos luchando, y nos sentimos honrados de trabajar con nuestros socios en Argentina que están haciendo lo mismo. 

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