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Esta mañana, millones de Angelinos tuvieron un brusco despertar. A las 6:25 de la mañana, un terremoto de magnitud 4.4 se produjo en las montañas de Santa Mónica, a 8 km de profundidad – relativamente poco profundo. 

“La ubicación es bastante sorprendente. Es dentro de las montañas de Santa Mónica. No hemos visto sismicidad en esta área en algún tiempo,” dijo Caltech sismólogo Egill Hauksson. “Ha sido inactivo por mucho tiempo.” 

En California, terremotos pueden ocurrir en cualquier momento, incluso en zonas donde no los esperamos.

Definitivamente, era una sacudida para mí. Mi perro comenzó a aullar, mientras que mi compañera agarró su perro y se preparo para lo peor. Ella vivía en Los Ángeles cuando el terremoto de Northridge ocurrió en 1994, en una falla previamente desconocida al norte de la ciudad. 

Hay muchas fallas desconocidas en California. Sabemos que las fallas de que si conocimos son activas, y tienen la posibilidad de provocar un terremoto en cualquier momento. Todos los californianos viven con la idea constante de que el “gran terremoto” puede ocurrir en cualquier momento. 

Entonces ¿por qué vamos a aumentar el riesgo de terremotos por el fracturamiento hidráulico, la acidificación, y luego la inyección de miles de millones de galones de aguas contaminadas bajo el suelo?

On Shaky Ground, un reciente informe de Earthworks, Clean Water Action, y el Center for Biological Diversity, expone los riesgos si se aumenta el fracturamiento hidráulico en la pizarra de Monterey. Se calcula que desarrollar el esquisto de Monterey producirá casi 9 trillones de galones de aguas residuales – la gran mayoría de los cuales se inyecta en pozos de desecho. El informe nota que este tipo de inyección de las aguas residuales aumenta el riesgo de un evento sísmico.

California es la tierra de los terremotos. Tenemos más infraestructura en riesgo de terremotos y más personas en peligro que cualquier otro estado. Los científicos han conocido por muchas décadas que la inyección de aguas residuales en lugares subterráneos pueden reducir la fricción natural de una falla, y aumentan los riesgos de terremotos.  Además, el informe encontró:

  • La industria petrolera desecha miles de millones de galones de aguas residuales contaminadas en cientos de pozos de desecho cerca de fallas en Los Ángeles, Bakersfield y otras ciudades.
  • 54 por ciento de los pozos de aguas residuales activos en California están a 10 millas o menos de una falla activa recientemente.
  • Otras regiones con la eliminación de aguas residuales del fracturamiento hidráulico han experimentado un aumento de actividad de terremotos.

Por desgracia, los reguladores del estado no están haciendo nada para protegernos de este riesgo sísmico – o incluso investigar el peligro de una manera significativa. 

En respuesta a la creciente amenaza del fracturamiento hidráulico para el aire, el agua, la salud pública, la infraestructura, y la economía de California, miles de ciudadanos viajaron a Sacramento el 15 de marzo de 2014. La población exigía que: 

  • Los legisladores apoyen la moratoria al fracturamiento hidráulico presentada en SB1132, y
  • Que el gobernador Brown utilize su autoridad ejecutiva para detener esta peligrosa práctica.

Desde San Diego hasta la frontera de Oregón, mas de 4.000 personas hicieron que sus voces sean escuchadas en Sacramento, y entregaron un mensaje claro al gobernador: “líderes climáticos le dicen no al fracking!”
¿Cómo protegemos nuestro estado, nuestros ciudadanos y nuestro medio ambiente? La respuesta es: inmediatamente detener el fracturamiento, la acidificación y otros métodos de producción de petróleo extrema, y migrar a un modelo de producción de energía más verde y sostenible. 

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