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Media Contact:

Diana Martin, MiningWatch Canada, diana@miningwatch.ca 

Jan Morrill, Earthworks, jmorrill@earthworksaction.org

Disponible en español a continuación.

Santo Domingo, DR — Today, dozens of people from rural communities in the Dominican Republic living next to the world’s sixth largest gold mine are joined by allies from across the country as they enter their third day of protests. Over the last two days, community members marched over 100 kilometers to the capital, Santo Domingo, culminating with today’s protest in front of the National Palace and the Ministries of Mining and the Environment. They are calling on the national government to relocate their families away from the mine to an area where they can live with dignity in a healthy environment.

For nearly a decade, 450 families from six communities living downstream from the Pueblo Viejo mine, a joint venture between Canadian mining giant Barrick Gold and U.S.-based Newmont, have been asking to be relocated, as they have been suffering the impacts of mining operations and waste storage. Residents report having to clean their houses daily to remove a layer of black dust that accumulates on every surface, as well as a series of health issues, contamination of local rivers, and harms to their crops and livestock. Because of significant water contamination, communities have received bottled water for drinking and food preparation since 2011, initially from the company then from the government.

Today communities presented President Luis Abinader, along with his newly appointed Ministers of the Environment and of Energy and Mines, with their formal demand for the government to immediately begin the process for community relocation. While the government carried out a census in 2018 that identified the 450 families living within an area of direct impact by mining operations, little progress has been made to move the families to a safer environment. 

“We have marched to the office of the President of the Republic to ask him to listen to us, to consider what is happening to us and our families, and to support our demands of justice for our communities and for our people,” said Leoncia Ramos from the Comité Nuevo Renacer, the organization representing impacted communities. “We have the right to life, but Barrick Gold and the government have taken that away from us.” 

The mining companies have not addressed these concerns. Instead, they are pushing to expand mining operations and extend the mine’s life for an additional 25 years with a project that would triple the amount of land the companies lease for mining operations, create a second waste storage dam, and displace additional communities. An independent review of the expansion plans found that they failed to consider the safest options for waste management and the environmental review was incomplete.

“These protests illustrate the strength and organizing capacity of communities living downstream of the Pueblo Viejo mine,” said Jan Morrill, Tailings Campaign Manager at Earthworks. “These communities have been paying the cost for mining at Pueblo Viejo for too long. They have the right to a healthy future.” 

Pictures of the march and protests are available upon request.


Comunidades en la República Dominicana Exigen al Gobierno  Reubicación  Inmediata Lejos de la Mina

Santo Domingo, RD — Hoy decenas de personas de comunidades rurales de la República Dominicana que viven al lado de la sexta mina de oro más grande del mundo se unen a aliados de todo el país en su tercer día de protestas. Durante los últimos dos días, los miembros de la comunidad marcharon más de 100 kilómetros hasta la capital, Santo Domingo, culminando con una protesta hoy frente al Palacio Nacional y los Ministerios de Minería y Medio Ambiente. Le exigen al gobierno nacional que reubique a sus familias lejos de la mina, a una zona donde puedan vivir con dignidad en un ambiente sano. 

Desde hace casi una década, 450 familias de seis comunidades que viven aguas abajo de la mina Pueblo Viejo, una empresa conjunta del gigante minero canadiense Barrick Gold y la estadounidense Newmont, piden ser reubicadas, ya que sufren de primera mano los impactos de las operaciones mineras y el almacenamiento de desechos mineros. Los residentes denuncian que tienen que limpiar sus casas a diario para eliminar una capa de polvo negro que se acumula en todas las superficies, así como una serie de problemas de salud, contaminación de los ríos locales y daños en sus cultivos y ganado. Debido a la grave contaminación del agua, las comunidades han recibido agua embotellada para beber y preparar alimentos desde el 2011, inicialmente suministrada por la empresa y luego por el Gobierno.

Las comunidades han presentado hoy al presidente Luis Abinader y a los ministros de Medio Ambiente y de Energía y Minas recientemente nombrados, su demanda formal para que el gobierno inicie inmediatamente el proceso de reubicación de las comunidades. A pesar de que el gobierno realizó un censo en el 2018 que identificó a las 450 familias que viven dentro de un área de impacto directo por las operaciones mineras, no han habido avances en la reubicación  de las familias a un entorno más seguro. 

“Hemos marchado hasta la oficina del Presidente de la República para pedirle que nos escuche, que considere lo que nosotros y nuestras familias estamos viviendo, y que apoye nuestras demandas de justicia para nuestro pueblo y nuestras comunidades” , dijo Leoncia Ramos, del Comité Nuevo Renacer, la organización que representa a las comunidades afectadas. “Tenemos derecho a la vida pero Barrick Gold y el gobierno nos lo han quitado”. 

Las empresas mineras no han dado solución a estos problemas. En cambio están presionando para ampliar las operaciones mineras y prolongar la vida de la mina durante 25 años más con un proyecto que triplicará la cantidad de tierra que las empresas arriendan para las operaciones mineras, creará una segunda presa de almacenamiento de residuos y desplazará a más comunidades. Un estudio independiente de los planes de ampliación concluyó que no se tuvieron en cuenta las opciones más seguras para el manejo de residuos mineros y que el estudio medioambiental estaba incompleto.

“Estas protestas demuestran la fortaleza y la capacidad organizativa de las comunidades que viven aguas abajo de la mina de Pueblo Viejo” , dijo Jan Morrill, Directora de la Campaña de Relaves de Earthworks. “Estas comunidades llevan demasiado tiempo pagando el costo de la explotación minera de Pueblo Viejo. Y tienen derecho a un futuro saludable” .

Fotografías de la marcha y las protestas están disponibles a petición.